No hay campamento que se precie en el que antes o después no aparezca el típico virus grástico que deja 6 o 7 tripitas sueltas. Ocasión para que los monitores puedan desplegar las dosis de mimitos y la gastronomía de dieta blanda.
Por precaución los llevamos al médico quien nos dio una sesudísima explicación de virus, protozoos y términos pomposos. Descartada cualquier posibilidad alimentaria. La cuestión del cambio de aguas que siempre es muy socorrida.
Luego nos confesó su etapa como monitora de tiempo libre y la envidia que sentía por lo que contaban los niños. Para concluir que un campamento tiene río, juegos, veladas y media docena de tripas sueltas.
Para evitar nuevos casos, probaremos con Avast o Norton.
Entretanto el campamento sigue su marcha normal: juegos, talleres y baños en el río...
Ya estamos todos.
Muchas gracias por cuidar de nuestros niños en su enfermedad! Seguid pasándolo genial!
ResponderEliminarUn abrazo
AGUS Y RUTH